Las masías del Embalse del Sitjar al descubierto

Los embalses, como los vasos, se pueden ver medio vacíos o medio llenos. El del Sitjar, según los datos de la CHJ del 26 de junio, se encuentra al 51,09%, y nosotros, por supuesto, estamos del lado optimista, y es que debajo de las aguas que hasta unos meses llenaban el pantano han aparecido los restos de un pasado difícil de ver en épocas de lluvias abundantes: las masías.

Como esa parte del pasado que se resiste a desaparecer, las ruinas de esas masías evocan aquellos años en blanco y negro en las que se cultivaban cereales en una tierra de secano con olivos y algarrobos, aquellos años en el que el reloj transcurría sin prisas y al ritmo que marcaba el sol. 

Durante estos días se puede regresar a ese pasado y pasear entre lo que fue y nunca más será.

Nuestro hotel se convierte en un buen punto de partida. En coche, solo hay que tomar la carretera hacia Ribesalbes, en la que se informa de un desvío hacia el embalse del Sitjar. Tras conducir durante cinco minutos, observaremos a nuestra izquierda el embalse, posteriormente la presa (cerca de la cual podemos aparcar nuestro vehículos en los aparcamientos habilitados y gozar de unas espectaculares vistas) hasta llegar al desvío de Ribesalbes.

Seguimos bordeando el pantano, y tras unos 10 minutos, nos desviaremos hacia una pista a la izquierda.

 

Aquí, según nuestro atrevimiento o nuestro vehículo, podemos estacionar y pasear unos 15 minutos, siempre con mucha precaución, o avanzar un poco más y aparcar mas cerca de la orilla. Aquí es donde aparece ese rincón oculto tantos meses del año, los ecos de un pasado en el que las tonalidades de grises quedan finalmente eclipsadas por sus aguas turquesa y un presente vivo en el que practicar diferentes deportes. 

Esta ruta, además, también se convierte en una opción asequible para los amantes de la BTT. Desde el hotel se puede iniciar una ruta, pregúntanos en recepción.

Un poco de historia

El pantano del Sichar se construyó en el año 1960 en el cauce del río Mijares, sobre una superficie de 317 hectáreas y con una capacidad máxima de 52 hm³. La obra fue construida mediante una presa de gravedad de hormigón con una altura de 58 metros y una longitud en coronación de 581 metros. Su sistema de evacuación de aguas consta de cuatro aliviaderos de fondo con capacidad de 60 m³/s y otros dos en la parte superior de la presa provistos de compuertas con una capacidad de 2800 m³/s.

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Haz tu reserva y prepara las maletas.

¡Nos vemos en el Gran Hotel Toledo!